miércoles, junio 30, 2010
sábado, junio 19, 2010
Reflexión ayuno nacional MJC :: Junio 19 de 2010
El cristiano debe seguir la orden de Pablo en Romanos 12:2 (RV95): No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Y el no conformarse con el mundo quiere decir vivir en el mundo de la manera que Jesucristo nos enseña a vivir.
Primero, tengo que vivir como lo dice la parábola de Mateo 25:14-30. Esta parábola del Reino de los Cielos la pronunció Jesús para explicar cómo era el Reino de los Cielos y cómo debía vivir el cristiano en él. Lo expresó en términos de los talentos que dio un amo a sus sirvientes. Este amo repartió diferentes talentos a sus siervos y se fue de viaje. Cuando regresó el amo preguntó a cada uno de sus siervos qué hicieron con los talentos, y todos los siervos menos uno, multiplicaron sus talentos. Con ese siervo que no multiplicó sus talentos, el amo se puso bravo, le regaño y lo que tenía se lo quito. En el Reino de los Cielos, en la vida cristiana, hay que invertir bien mis dones y talentos. Debo vivir hoy como quisiera vivir en la eternidad.
Segundo, 1 Corintios 15:58 dice que nada de lo que yo haga en la obra de Dios será un desperdicio. Es decir, que la vida cristiana que vivo día a día sí importa. Mis acciones, mis decisiones, mi errores, todo le importa a Dios. No puedo asumir la actitud arrogante de “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Tampoco puedo asumir la actitud arrogante de “sólo yo puedo arreglar este mundo.” Tengo que actuar como un inconforme con el mundo sin Cristo y que mis obras se noten o no se noten, eso lo dejo en manos de Dios; pero yo sé que lo que hago tiene importancia para él.
Tercero, Romanos 12:1 me dice que si obedezco a Dios, lo haga porque estoy agradecido con Él por su misericordia y no “porque toca.” Y haga lo que haga como cristiano para Cristo lo debo hacer porque estoy agradecido con él, con Dios, con su Hijo Jesucristo y con la compañía del Espíritu Santo en mi vida.
Primero, tengo que vivir como lo dice la parábola de Mateo 25:14-30. Esta parábola del Reino de los Cielos la pronunció Jesús para explicar cómo era el Reino de los Cielos y cómo debía vivir el cristiano en él. Lo expresó en términos de los talentos que dio un amo a sus sirvientes. Este amo repartió diferentes talentos a sus siervos y se fue de viaje. Cuando regresó el amo preguntó a cada uno de sus siervos qué hicieron con los talentos, y todos los siervos menos uno, multiplicaron sus talentos. Con ese siervo que no multiplicó sus talentos, el amo se puso bravo, le regaño y lo que tenía se lo quito. En el Reino de los Cielos, en la vida cristiana, hay que invertir bien mis dones y talentos. Debo vivir hoy como quisiera vivir en la eternidad.
Segundo, 1 Corintios 15:58 dice que nada de lo que yo haga en la obra de Dios será un desperdicio. Es decir, que la vida cristiana que vivo día a día sí importa. Mis acciones, mis decisiones, mi errores, todo le importa a Dios. No puedo asumir la actitud arrogante de “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Tampoco puedo asumir la actitud arrogante de “sólo yo puedo arreglar este mundo.” Tengo que actuar como un inconforme con el mundo sin Cristo y que mis obras se noten o no se noten, eso lo dejo en manos de Dios; pero yo sé que lo que hago tiene importancia para él.
Tercero, Romanos 12:1 me dice que si obedezco a Dios, lo haga porque estoy agradecido con Él por su misericordia y no “porque toca.” Y haga lo que haga como cristiano para Cristo lo debo hacer porque estoy agradecido con él, con Dios, con su Hijo Jesucristo y con la compañía del Espíritu Santo en mi vida.
jueves, junio 17, 2010
sábado, junio 12, 2010
La Importancia del Voto
La constitución política de Colombia establece en su artículo número 258: “El voto es un derecho y un deber ciudadano.”
¿Por qué debemos votar?
La primera razón es, porque votar es el libre ejercicio de un derecho y un deber. Es un derecho, porque la Constitución y la ley le otorgan al individuo la facultad de opinar libre y a conciencia, para elegir y ser elegido. Es un deber, porque es una responsabilidad cívica, la de cumplir con el futuro del país.
Una segunda razón es que si alguien no ha votado, porque la situación del país no le gusta, debe hacerlo para éste sea mejor y cambie. No se puede decir ni garantizar que si no se vota, el país seguirá igual. Si se quiere una transformación, hay que participar y votar por la alternativa que la persona cree le permite hacer ese cambio.
La tercera razón y es el no dejar que otros decidan por mí, si no voto. Es muy grave ver cómo el 30 por ciento de los colombianos deciden por el 100 por ciento. De manera que el 70 por ciento de los colombianos permite que una minoría decida por ellos.
Una cuarta razón por la cual la gente debe votar es que ese diagnóstico del punto anterior nos debe llevar a pensar, que si tenemos una idea o tesis sobre Colombia, la debemos promover, unirnos con familiares, amigos, vecinos, y hacer de esa idea la fuerza más grande para cambiar a Colombia. Esto hay que hacerlo pacíficamente. El medio pacífico que da mayor resultado es el voto. Las armas ya no son argumento en ninguna parte del mundo; tampoco lo es la violencia. De suerte que contra la violencia y la intolerancia existe una herramienta mucho mayor que el fusil, llamada el voto.
Hay una quinta razón de tipo ancestral que no podemos pasar por alto. El voto es un derecho que hoy tenemos. Pero para convertirse en derecho, nuestros antepasados tuvieron que derramar sangre. De manera que al no utilizarlo, estamos negando la historia de la reconstrucción de nuestro país, pisoteando la sangre de nuestros antepasados; ellos dieron sus vidas para que tuviéramos hoy el derecho al voto. Debemos recordar que, en la actualidad, hay países en el mundo donde todavía se lucha por el derecho democrático del voto. Sin lugar a dudas, el voto es el triunfo democrático más grande que han tenido muchos países, como por ejemplo, Sudáfrica. No votar es decir que el hecho histórico de nuestra libertad democrática sirvió para nada. No votar sería volver a la época de la colonización y negar el derecho que no ha dado la historia.
La sexta razón de tipo cívico-social es que como miembros de una comunidad, debemos reflexionar sobre la necesidad de participar en el desarrollo de ella de cualquier forma. Definitivamente, la forma más elemental y sencilla es la del voto. De esta manera, estamos demostrando nuestra participación en la más elemental de las formas en la comunidad, como una función inherente a nuestra condición de ciudadanos.
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Tomado, con permiso del autor, del libro "La Biblia en la Administración Pública" (2da edición).
© 2001 Jimmy Chamorro Cruz
¿Por qué debemos votar?
La primera razón es, porque votar es el libre ejercicio de un derecho y un deber. Es un derecho, porque la Constitución y la ley le otorgan al individuo la facultad de opinar libre y a conciencia, para elegir y ser elegido. Es un deber, porque es una responsabilidad cívica, la de cumplir con el futuro del país.
Una segunda razón es que si alguien no ha votado, porque la situación del país no le gusta, debe hacerlo para éste sea mejor y cambie. No se puede decir ni garantizar que si no se vota, el país seguirá igual. Si se quiere una transformación, hay que participar y votar por la alternativa que la persona cree le permite hacer ese cambio.
La tercera razón y es el no dejar que otros decidan por mí, si no voto. Es muy grave ver cómo el 30 por ciento de los colombianos deciden por el 100 por ciento. De manera que el 70 por ciento de los colombianos permite que una minoría decida por ellos.
Una cuarta razón por la cual la gente debe votar es que ese diagnóstico del punto anterior nos debe llevar a pensar, que si tenemos una idea o tesis sobre Colombia, la debemos promover, unirnos con familiares, amigos, vecinos, y hacer de esa idea la fuerza más grande para cambiar a Colombia. Esto hay que hacerlo pacíficamente. El medio pacífico que da mayor resultado es el voto. Las armas ya no son argumento en ninguna parte del mundo; tampoco lo es la violencia. De suerte que contra la violencia y la intolerancia existe una herramienta mucho mayor que el fusil, llamada el voto.
Hay una quinta razón de tipo ancestral que no podemos pasar por alto. El voto es un derecho que hoy tenemos. Pero para convertirse en derecho, nuestros antepasados tuvieron que derramar sangre. De manera que al no utilizarlo, estamos negando la historia de la reconstrucción de nuestro país, pisoteando la sangre de nuestros antepasados; ellos dieron sus vidas para que tuviéramos hoy el derecho al voto. Debemos recordar que, en la actualidad, hay países en el mundo donde todavía se lucha por el derecho democrático del voto. Sin lugar a dudas, el voto es el triunfo democrático más grande que han tenido muchos países, como por ejemplo, Sudáfrica. No votar es decir que el hecho histórico de nuestra libertad democrática sirvió para nada. No votar sería volver a la época de la colonización y negar el derecho que no ha dado la historia.
La sexta razón de tipo cívico-social es que como miembros de una comunidad, debemos reflexionar sobre la necesidad de participar en el desarrollo de ella de cualquier forma. Definitivamente, la forma más elemental y sencilla es la del voto. De esta manera, estamos demostrando nuestra participación en la más elemental de las formas en la comunidad, como una función inherente a nuestra condición de ciudadanos.
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Tomado, con permiso del autor, del libro "La Biblia en la Administración Pública" (2da edición).
© 2001 Jimmy Chamorro Cruz
martes, junio 08, 2010
lunes, junio 07, 2010
jueves, junio 03, 2010
miércoles, junio 02, 2010
miércoles, mayo 19, 2010
jueves, febrero 04, 2010
Fechas Redil MJC 2010
viernes, enero 15, 2010
Poster del Redil de líderes del MJC 2010
Otra información:
1. Costo del Redil: $180,000. No incluye transporte.
2. Se estarán entregando dos materiales: "Teoterapia del Agua Viva" y "Manual Conquista 2010".
3. Hay una oferta especial de dos libros que sólo serán vendidos en este congreso: "Vida en Célula" y "Agente de Cambio Siglo XXI" por $19,900. No incluidos en el paquete del congreso pero sí a un precio especial para congresistas.
Dios les bendiga,
Juan P. Chamorro
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