Introducción
El tema de esta tarde trata sobre la mujer Samaritana que se encontró con Cristo cerca a un Pozo. Fue cerca al pozo que la mujer Samaritana se confrontó con su realidad (había tenido 5 esposos y ahora vivía en unión libre) delante de Cristo. Pero antes de entrar en la historia, me gustaría solo mencionar algunas historias desarrolladas en pozos del Antiguo Testamento para poder tener una idea de la importancia de esta locación (pozo) en tiempos antiguos.
Desarrollo
HISTORIA DE AGAR E ISMAEL. Leamos Génesis 21:19-21. En este pozo Dios permitió que se prolongara la vida.
EL CRIADO DE ABRAHAM Y REBECA. Leamos Génesis 24:9-14. En este pozo Dios permitió que se prolongara la promesa.
EL PUEBLO DE ISRAEL BEBE DEL POZO DE BER. Leamos Números 20:1-11; 21:16. En ese pozo Dios hizo el milagro de transformar algo sin vida (roca) en una fuente de vida (agua).
CRISTO Y LA MUJER SAMARITANA. Leamos ahora Juan 4:1-18, 39-42. La vida de la mujer Samartiana posiblemente no era la más fácil de vivir. Pero todo esto cambió cuando ella se encontró con Cristo y pudo ser honesta consigo misma con respecto a su pasado. Ella dejo frente a Cristo, cerca de el pozo, su pasado para aceptar la propuesta de Cristo de una vida sin “sed”. Sed, en el caso de la Samaritana, de aceptación, amor, cuidado, llenura emocional y quien sabe qué mas. La lección de esta historia es sencilla: para dejar la “sed” que producen todos mis desórdenes emocionales, debo beber el agua que Cristo me ofrece. Esta agua, calmará mi sed y permitirá que nunca más tenga que buscar saciar la “sed de mi alma” en otros lados: amigos, narcomanías, desórdenes emocionales, etc.
Conclusión
Los pozos en los relatos que hemos leídos se han convertido en lugares donde se ha encontrado algo más que agua. En todas la ocasiones se ha visto la mano de Dios moverse milagrosamente en un sitio tan sencillo como lo es el pozo. Y por esta razón nuestra invitación en esta tarde es que usted, se pueda transportar con la imaginación a uno de estos pozos antiguos en donde Dios actuó. Para esto, pensemos en la última historia, la de la Samaritana, y lo que a ella le causaba vergüenza. Pensemos si tenemos algún secreto, algún evento en nuestras vidas, que nos impida vivir la vida plena y abundante que Dios quiere para todos nosotros. Les invito entonces a que oremos y dejemos nuestros secretos en el pozo.
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