viernes, agosto 04, 2006

El Pobre y el Rico

Introducción

Cuando pensamos en la gente pobre que vive en la calle, nuestra mente empieza a trabajar en planes y proyectos que puedan responder a sus necesidades. Pero pocas veces meditamos en lo que un mendigo o un niño de la calle puede hacer por nosotros. Lo cierto es que la Biblia nos enseña a través del evangelio de Lucas, la clase de relación que existe entre el rico y el pobre; esto es, una relación de compromiso en donde ambas partes son beneficiadas. Si se vive conforme al papel que cada uno tiene en medio en el que se desenvuelve.

Desarrollo

1. Lucas 16:19-31 nos habla de un hombre rico que daba espléndidos banquetes todos los días. Pero también nos comenta sobre Lázaro, un mendigo enfermo que siempre deseó alimentarse tan solo con lo que caía de la mesa, pero ni a eso tuvo acceso. Hasta este punto de la historia, podríamos afirmar que la tan mencionada “justicia social” no existe. Unos abundan en riqueza, y otros abundan en pobreza. Sin enterarse del propósito de sus circunstancias. Pero la historia continua. Ambos personajes mueren, el hombre rico se va al infierno a vivir tormento y sufrimiento; por otro lado, Lázaro se va al cielo a recibir consuelo y descanso. Ahora podemos afirmar, si lo miramos con los ojos de la eternidad, que la “justicia social” existe.
En este punto de la historia, empezamos a reflexionar en que somos peregrinos en esta tierra; y mejor aún, que nuestro caminar presente tiene repercusiones en la eternidad. Es entonces en este momento donde debemos reflexionar respecto a la trascendencia de las enseñanzas de Jesús registradas en la Biblia, frente a cada detalle (por mínimo que parezca) en el trato con los diferentes personajes con los que se relacionó.

2. Jesús nos habla en el mismo libro de Lucas 14: 12-14, de la recompensa eterna a recibir cuando compartimos la mesa con la población mas vulnerable de la sociedad. El rico nunca invitó a su mesa a Lázaro, y esto repercutió en su vida eterna. Esto nos puede llevar a la siguiente conclusión: la obra social no es solo labor de unos cuantos que escogieron trabajar en el desarrollo de planes y proyectos que puedan responder a las necesidades básicas de la gente pobre que vive en la calle, sino que es una oportunidad diaria que Dios nos da a todos para invertir en la eternidad. ¿La esta usted aprovechando? Pero estos dos pasajes son mucho mas profundos de lo que a simple vista se nota, ellos mismos establecen la clase de relación que debe existir entre “el rico y el pobre”.

3. Jesús a través de estos pasajes nos esta invitando a tener una relación muy cercana con las personas mas vulnerables de nuestra sociedad, no discriminándoles, por el contrario entendiendo el beneficio que representa mas que para ellos para nosotros, ya que es una inversión en nuestra eternidad. Nos invita no a darle el pan en la calle, sino a llevarles a nuestra mesa, como quien tiene el privilegio de ser el anfitrión de el mas prestigioso visitante. Pero llevarles a nuestra mesa tiene una profunda trascendencia en el mundo antiguo. Sentarse a la mesa para compartir los alimentos tiene un valor mucho mas simbólico en la antigüedad que en el mundo moderno occidental. Para los antiguos, compartir una comida era todo un ritual que frecuentemente implicaba la mas solemne e íntima relación social, por tal razón no es extraño que el inicio del cristianismo se haya desarrollado alrededor de una mesa. Las comidas formales o banquetes, eran el evento social que primaba para los antiguos. Para ellos el comer juntos, creaba un lazo que generaba obligaciones el uno con el otro. ¿Qué dicen los estudiosos sobre el significado de cenar juntos en la antigüedad? Cenas, banquetes o comidas, como se quiera poner, en aquel entonces definía barreras sociales, en términos de quien es excluido y quien es incluido. Era ello tan estricto, que existían reglas como por ejemplo, que solo podían reclinarse en la mesa aquellas personas en posición de privilegio; es decir, los hombres. Por lo tanto mujeres, niños y esclavos si de alguna forma estaban presentes solo podían sentarse y permanecer rígidos. Y en el judaísmo, las leyes con respecto a las comidas no pretendían otra cosa que definir las fronteras entre ellos y el resto del mundo. Es decir, entre los que son del pueblo de Dios y los que no. Cuando Pablo se opone a estas divisiones, en Antioquía, es precisamente porque ellas iban en contra de la visión de solidaridad social imperante en la comunidad cristiana. Leamos Gálatas 2: 11-21, 3: 28.

Es también importante resaltar que el ministerio de Jesús se simboliza efectivamente con La Santa Cena, la cual significa que estamos en comunión con la sangre y el cuerpo de Cristo; pero además, que todos formamos un solo cuerpo (1 Corintios 10:16-17) del cual Cristo quien no hace acepción de personas es la cabeza.

Meditar en todo esto, nos lleva a contemplar las profundas expectativas que Dios tiene con respecto a la relación entre nosotros y la población mas necesitada. Usted y yo no estamos haciendo una obra de caridad, estamos invitando a nuestra mesa para que compartan con nosotros la misma sangre y el mismo pan. Estamos rompiendo las barreras que nos dividen. Tendiendo en cuenta que recibimos el ejemplo directamente departe de Cristo, quien no estimo el ser igual a Dios como a cosa a que aferrarse. Estamos invitando a otros a compartir el reino de los cielos junto a nosotros. Definitivamente no es una relación asistencialista la que nos relata Lucas. Es una relación de iguales al sentarlos en la misma mesa. En pocas palabras, ya no hay rico ni pobre, hombre o mujer, libre o esclavo sino que todos son uno en Cristo. De esta manera, el sentar el mendigo a la mesa significa tratarle como lo hubiera hecho Cristo, lo cual genera mayor compromiso. El compromiso de un hermano con el otro.


Aplicación Teoterápica

1. La relación entre “el pobre y el rico” según el evangelio de Lucas, es una relación de retroalimentación, apreciándolo en términos de la eternidad y aun cuando no sea desde este punto de vista, somos muy edificados al despojarnos de toda altivez y entender de igual manera el llamado que tenemos a servir. El rico necesita al pobre tanto como el pobre necesita al rico. Aparentemente el rico tiene mucho que ofrecerle al pobre, pero ambos son beneficiados de esta relación.
2. La obra social, en términos bíblicos genera el compromiso de un hermano por el otro, compromiso que nos lleva a actuar en beneficio de quienes necesitan de aquello que nosotros tenemos. No el pesar de uno que tiene mucho por aquel que no tiene nada.
3. La obra social debe desarrollarse en sus ministerios no solo por el bien de nuestro país, sino también por el de usted mismo, ya que lo que hacemos ahora repercute en la eternidad.


© Viviana Delgado Tobón

1 comentario:

Miguel dijo...

excelente